Cristóbal Colón en Salamanca
El Convento de San Esteban: Refugio de Colón
Estamos en Salamanca, más concretamente en el Convento de San Esteban. Entre sus muros Cristóbal Colón buscó cobijo en ese invierno de dudas de 1486. También buscaba comprensión para salir de la encrucijada en la que se encontraba. Encontró Cólon ambas cosas en el convento y el respaldo del fraile fue decisivo para que el futuro descubridor de América consiguiese el apoyo de los Reyes Católicos.
“Entre sus muros, Colón buscó cobijo en ese invierno de dudas de 1486. Y lo que es más importante, un poco de comprensión para salir de la encrucijada en la que se encontraba”.
El Convento de San Esteban se le conoce familiarmente como “Los Dominicos” pues fue allí donde se estableció esta orden religiosa entre 1255 y 1256. Fue construida en honor a San Esteban, apóstol de Jesús. Su construcción es una mezcla de estilos como el gótico y el barroco. El edificio desde el punto de vista arquitectónico sigue los cánones del gótico y del plateresco para la decoración. La fachada es sencillamente impresionante fechada en 1610. En su interior se encuentra un claustro, que posteriormente llevó el nombre de almirante genovés, “el Claustro de Colón” que data de finales del siglo XV. Este claustro posee unas condiciones para la meditación excepcionales; por un lado conserva una perfecta temperatura en invierno, propiciando un clima perfecto para la meditación cuando las condiciones en el exterior son extremas; por otro lado, en verano, los dominicos se cobijaban del asolador calor que el patio exterior experimentaba. Se trata de una sala diáfana, cuyo suelo está formado por mosaicos hechos con huesos de animales, ese suelo data de la fecha del hijo de los Reyes Católicos. El recinto formado por una larga nave rectangular, con arcos rebajados y cubiertos por una armadura de madera. En esta sala Colón tuvo largas conversaciones con los frailes dominicos, principalmente con Diego de Deza y Domingo de Soto, que fueron claves para que los Reyes Católicos aceptaran su proyecto. El acontecimiento en sí, del mismo Descubrimiento, fue sólo posible en su proyección histórica gracias al apoyo inicial y decisivo a Colón del dominico fray Diego de Deza, profesor de la Universidad de Salamanca, obispo primero de la misma Salamanca, después de Jaén y Palencia y más tarde arzobispo de Sevilla. El mismo Colón lo reconoce en una carta a su hijo, donde le dice: “El señor obispo de Palencia, siempre, desde que yo vine a Castilla, me ha favorecido y deseado mi honra”, “El señor obispo de Palencia (Deza) fue causa de que sus Altezas hobiesen las Indias y que yo quedase en Castilla”.